Artículos Francisco Umbral

Los bienes de la guerra


Los bienes de la guerra no son tan desastrosos como los desastres de la guerra que pintó Goya. Muy al contrario, el hombre no conoce otra economía que la economía de guerra. La guerra nos es tan necesaria y tan nuestra, tan creativa, que cuando se paró la guerra por bastantes años, o sea el diálogo Norte/Sur, a aquello hubo que llamarlo la Guerra Fría, para ir aguantando. La Guerra Fría no trajo tanta abundancia como las guerras calientes y civilizadas, pero nos ayudó a ir tirando. Ahora nos encontramos en un nuevo trance o impasse de guerra fría, y antes de que eso ocurra el benefactor Bin Laden se aprestó a plantarle fuego a las Torres de Manhattan, porque el último conato bélico o Guerra del Golfo, apenas dio juego ni trajo inventos ni floreció en los cementerios. Ahora la guerra parece que va en serio y esto se vio claramente el sábado con millones de personas muy contentas en la tele, deambulando por calles alegres que no eran la suya. Los protagonistas de la fiesta fueron las gentes de teatro y varietés, y esto se comprende bien porque es de toda lógica. Ellos sí que saben hacer fiestas y repartir Goyas. No estaba uno muy seguro de que la guerra fuese a prender, mayormente por los balbuceos de Ana Palacio, pero luego ha llegado un consolador comunicado de Bin Laden a Bush donde llama «idiota» al presidente.Esta gozada de llamar idiota al presidente norteamericano, todos a coro y por millones, es una cosa que sólo puede permitírsela uno cuando el clima de guerra está ya al baño maría, por ejemplo.Lo cual que Bin Laden se ha pegado un baño maría para después, ya un poco aseado en su aspecto de Cristo árabe, anunciar nuevos atentados. El ilustre terrorista se declara responsable o colega en lo del 11-S y lo del 2001. Lo más novedoso, como dicen los locutores de cosas, es que esta nueva grabación presenta una alta calidad e incluso hay versiones difundidas en periódicos árabes y londinenses. Bin Laden trabaja ahora con Internet, o sea que las cosas principian a formalizarse.El terrorista saudí Osama se ofrece ya en Internet como Gilda, la chica fatal de los orgasmos telefónicos. Además se adjunta versión de la fiesta musulmana del Sacrificio, que conmemora el peregrinaje a La Meca y otras romerías. Bin Laden también llama a Bush «faraón de esta era» y le acusa de trabajar siempre por el bien de Israel, lo cual es de una sutileza analítica que nos deja temblando. Osama vuelve a elogiar los atentados de aquel septiembre porque tales atentados prueban que los musulmanes buenos pueden acabar con Estados Unidos. Metido ya en profundidades, Osama nos llama infieles a los occidentales y dice de los yanquis que son un pueblo cobarde cuando te lo encuentras cara a cara, pero él lleva mucho tiempo desaparecido, evitando ese cara a cara. Osama acaba divagando sobre el pueblo palestino. En realidad, Bin Laden se hace de vez en cuando un periódico para sí mismo donde nos anuncia los bienes de la guerra, como si no supiera que todos, desde Powell a Tony Blair, estamos dispuestos a colaborar.Pero no basta una página de Internet para calentar la guerra, porque mucho nos tememos que las multitudes del sábado lo que pedían era la paz, olvidando que detrás del festivo sábado viene el solitario, interminable y coñazo domingo.

Comparte este artículo: